Porqué cambiar el líquido anticongelante?

El líquido refrigerante es de vital importancia para el correcto funcionamiento de nuestro coche. Es muy común llamarlo indistintamente anticongelante, o refrigerante, a pesar de que son dos conceptos en apariencia muy diferentes. El anticongelante no es más que una propiedad del líquido refrigerante, y cumple una función de gran importancia en el coche, como es asegurar que el refrigerante circule por todo su circuito sin trabas.

La misión del refrigerante es absorber el exceso de calor del motor, de forma que se mantenga en su temperatura ideal, que son unos 90 ºC. Además este refrigerante debe funcionar correctamente en el rango de temperaturas de uso del coche, o lo que es lo mismo, debe funcionar en nuestra región por mucho calor o frío que haga. Todos estos requisitos van a definir exactamente cómo es el líquido refrigerante, y por qué, además, es tan importante su característica anticongelante.

En el inicio de los tiempos, y hasta no hace mucho, el agua era el principal refrigerante del coche. Pero, como podemos imaginar, si ahora no se utiliza será por algo, y ese algo es que a pesar de tener las mejores propiedades en cuanto a disipación de calor, su punto de congelación y de ebullición la hacen inservible como buen líquido refrigerante. Además, el agua por sí misma corroería el metal sin remedio, por lo que se hace necesario adulterar esa agua con algún líquido capaz de contrarrestar esos defectos, sin que la capacidad de absorber calor se vea demasiado mermada.

Existen una cantidad bastante amplia de aditivos que consiguen bajar la temperatura de congelación del líquido resultante, y elevar la de ebullición, además de corregir esa tendencia tan incómoda a la corrosión. Y ahí entra en verdad la parte interesante: el anticongelante. Desde finales de los años 1930 se utilizan etilenglicoles, unos alcoholes que proporcionan una baja temperatura de congelación y un punto de ebullición alto, en torno a los 197 grados Celsius si se encuentra en estado puro.

  El etilenglicol es, en realidad, el famoso anticongelante. No lo encontraremos 100% puro, sino como máximo al 90%, puesto que además de etilenglicol nos encontraremos todos los aditivos imaginables: antiespumantes, conservantes, colorantes, antioxidantes, inhibidores de corrosión,… Esto significa que el anticongelante más concentrado del mercado ya viene con los aditivos que proporcionan a durabilidad al líquido que vayamos a obtener, de forma que dure esos dos años, o 40.000 km que nos van a recomendar oficialmente, antes de cambiarlo.

 

El líquido refrigerante está formado por agua destilada, normalmente, y ese anticongelante concentrado. Dependiendo del porcentaje de anticongelante, así de efectiva será la mezcla con las bajas temperaturas. Por este motivo, las características del líquido refrigerante (y lo que nos podemos encontrar en la etiqueta) son, principalmente:

 
  • Concentración de glicoles, expresado en el porcentaje del peso del total.
  • Su densidad (gr / cm2, que es otra pista acerca de la concentración del refrigerante.
  • El pH, que nos indica la capacidad de corrosión del líquido sobre los metales con los que estará en contacto.
  • Cantidad de inhibidores alcalinos presentes en la mezcla.
  • Dato de temperatura: punto de congelación en ºC.
  • Corrosión a los metales, o lo que es lo mismo, la capacidad agresiva del líquido sobre esos metales. Los valores máximos aceptados son de +/- 0,4 mgr/cm2 para todos los metales, salvo la soldadura, que es 0,6 mgr/cm2 .
  • Tiempo que tarda en desaparecer la espuma formada, que debe ser menor de 5 segundos y tener un volumen máximo de 50 ml.
  • Cenizas, que la cantidad máxima de residuos, expresado en porcentaje.
  • Manchado de pinturas: si mancha, o no.
  • Contenido en cloruros.
  • Ataque al caucho: si, o no (no debería).
  • Estabilidad al almacenamiento, o tiempo máximo recomendado de almacenamiento, y sus condiciones: mínimo 1 año en el envase original entre –18 ºC y +50ºC.    

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En cristiano, le pedimos a un buen refrigerante que tenga:

  • Buena capacidad calorífica (la mejor posible).
  • Baja temperatura de congelación, algo que supone que no aumente el volumen del líquido, con el consiguiente riesgo de que alguna parte del circuito se raje o se deteriore. El circuito suele tener mecanismos que ayudan a mitigar esos efectos.
  • Alta temperatura de ebullición, evidentemente, bastante más alta que la temperatura de funcionamiento del motor, y posiblemente más alta que la temperatura máxima de funcionamiento del motor antes de su “desintegración”.
  • Propiedades correctas anticorrosivas, y anti incrustantes. Eso supone que haya menos cantidad de depósitos sólidos, así como de depósitos de calcio y / o magnesio.
  • Buenas propiedades del líquido en sí, en cuanto a su dinámica: que no se produzcan espumas, o que no persistan demasiado tiempo; que tenga una viscosidad baja, para poder fluir con menor resistencia.

¿Por qué hay que cambiar el anticongelante cada dos años?

La razón es bien sencilla, y no es porque el líquido pierda, precisamente, esa capacidad anticongelante. Es porque otraspropiedades se deterioran, como por ejemplo la anticorrosiva (importante, oiga), y en general las de protección. Es decir, con el tiempo el anticongelante sigue funcionando, pero va a tender a estropear la mecánica, dañando componentes como radiador, termostato, etc. Por esa razón ha de cambiarse cada dos años, o 40.000 km. Y de nuevo, hay que hacer caso a la recomendación, no debemos pasarnos de listos…

 

 

 

 

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